El dedo en resorte, cuyo nombre técnico es tenosinovitis estenosante, es un motivo de consulta muy frecuente. También es habitual llamarlo dedo en gatillo, y en inglés trigger finger.
Afecta al 2% de la población, siendo más frecuente entre los pacientes con diabetes mellitus, lo cual representa un factor de riesgo.
Se produce por un aumento de volumen de tendón y/o de la polea (muy habitualmente la A1) que se traduce en un conflicto de espacio que produce una dificultad al deslizamiento del tendón. Esto va empeorando progresivamente hasta la aparición de un resalto a la flexión y/o extensión del dedo, que en caso de progresar puede impedir una u otra.
Pero, ¿qué son las poleas? Las poleas son estructuras bajo las cuales el tendón se desliza, impidiendo que éste se separe de los huesos. Esto facilita la labor de flexionar cada dedo en su totalidad.
Además de la diabetes, hay otras enfermedades que predisponen a la aparición del dedo en resorte, como la artritis reumatoide, las tendinitis calcificantes, el síndrome de túnel carpiano, la amiloidisis, el hipotiroidismo, la sarcoidosis…
El diagnóstico del dedo en resorte está basado principalmente en la clínica. Los síntomas del dedo en resorte tienen un amplio abanico, desde un simple dolor en la base del dedo hasta el completo bloqueo de la movilidad del dedo. Desde estadios muy tempranos se puede palpar un nódulo a nivel de la polea A1 (situada en la base del dedo, donde frecuentemente se produce esta enfermedad).
Y ¿cómo tratamos un dedo en resorte? Pues al principio se utilizan antiinflamatorios, reposo relativo e infiltraciones. Se estima que las infiltraciones pueden mejorar los síntomas en más de 60% de los casos, pero sobre todo en grados I de la enfermedad. Si la afectación es más severa son poco efectivas.
Cuando se produce un engatillamiento severo se debe recurrir al tratamiento quirúrgico.
Se trata de una cirugía que se realiza bajo anestesia local. Se realiza una incisión en la base del dedo y se secciona la polea A1, en la cual se produce el engatillamiento.
Los cuidados postopreatorios son sencillos, pues la herida es pequeña, y generalmente no produce un dolor importante. Se aconseja realizar una movilización constante del dedo, evitando los ejercicios contra resistencia y la carga de pesos durante 1 mes a partir de la cirugía.
La tasa de éxito de la cirugía supera el 90%, por lo que se considera una cirugía rentable desde el punto de vista riesgo/beneficio.
Comentarios recientes