¿Quién cuida a los que cuidan? Salud mental y burnout en los profesionales sanitarios

dLa salud mental de los sanitarios es cada vez más delicada. La carga de trabajo es cada vez mayor, sin que haya mejoras en los medios disponibles, eso está generando un aumento muy importante de la ansiedad, sobrecarga emocional, sensación de insuficiencia… todo ello conforma lo que llamamos “Burnout”.

 

 

El burnout en sanidad ya no es una excepción: es la norma

Esa forma de trabajar está siendo normalizada. Las consultas están sobresaturadas, con muchos pacientes ocupando la misma franja horaria, además, la presión de los pacientes es mayor, que están sufriendo estas demoras y la caída de la calidad del servicio. También existen presiones desde puestos directivos para optimizar todo al máximo, muchas decisiones están influenciadas por criterios (vamos a decir) no médicos… Todo esto se traduce en un estrés profesional enorme.

El médico, por naturaleza, tiene una vocación asistencial, pero actualmente, los intereses de los pacientes no son lo primero en la dirección que se quiere imponer a la sanidad, aunque suene crudo decirlo. El profesional médico, y creo que se puede extrapolar a todo el personal sanitario, ha perdido casi todo el poder de gestión o decisión en el tratamiento de sus pacientes, pero eso sí, le trasladan toda la responsabilidad.

 

 

El silencio que enferma: salud mental médica bajo presión

Sin embargo, los datos son muy alarmante. Los trastornos de ansiedad, cuadros depresivos, insomnio…. incluso los casos de suicidio son cada vez más frecuentes.

 

 

¿Y los recursos? Escasos, tardíos o simbólicos

Los programas de apoyo o tratamiento específicos para profesionales sanitarios son prácticamente inexistentes. La administración, la población… aumentan la presión, pero no ofrecen herramientas para contrarrestar sus efectos nocivos.d

Al final es una empresa que no protege la salud de sus trabajadora más esenciales. Mucho hablar de vocación, pero nadie es inmune a estas patologías.

 

 

Autocuidado en medicina: una urgencia, no un lujo

Cuidarse no es egoísta. Es un acto de responsabilidad profesional. Un médico agotado no puede ofrecer la atención que un paciente merece. Una enfermera con ansiedad crónica no puede sostener emocionalmente a los demás sin derrumbarse.

Es hora de que lo asumamos como colectivo. Y de que las instituciones sanitarias incluyan el bienestar profesional como un indicador de calidad asistencial.

 

 

 

Una vivencia compartida: de la sobrecarga al compromiso

Insisto en esta idea. No es posible tratar a ningún paciente de una forma adecuada si no estamos en perfectas condiciones. Hay que poner remedio a toda esa presión antes de que sea excesiva, antes de que nos convierta en un enfermo.

La humanización de la sanidad es imprescindible. Los profesionales sanitarios, los médicos en particular, no somos inmunes a estas enfermedades, en cambio, actualmente somos perfectos candidatos a sufrirlas.

 

 

Conclusión: hablar, visibilizar, actuar

La salud mental del personal sanitario necesita más que palabras. Necesita recursos, tiempo, espacios seguros y un cambio cultural. Porque cuidar al cuidador no es opcional: es imprescindible.