Los pacientes con artritis reumatoide presentan con mucha frecuencia alteraciones morfológicas de las articulaciones de la mano que le sproduce importante dolor y un déficit funcional muy evidente.

En muchas ocasiones los tratamientos conservadores mediante ortesis y rehabilitación funcional no son suficiente y debemos recurrir al tratamiento quirúrgico.

Este tratamiento debe estar encaminado siempre a mejorar la funcionalidad de la extremidad, aliviar el dolor y mejorar la estética del miembro.

El paciente que traemos hoy presenta una deformidad muy importante de su mano derecha. Si bien todos los dedos están afectados, sus mayores problemas se encuentran en el quinto dedo, que presenta una deformidad de la articulación interfalángica proximal con una desviación ulnar de 60º aproximadamente, y en el tercer dedo, que presenta una deformidad en cuello de cisne, aún elástica parcialmente, pero que le dificulta mucho la prensión de objetos. El resto de deformidades no le producen dolor ni una repercusión funcional importante.

A nivel del quinto dedo se realizó una artrodesis de la articulación interfalángica proximal. Teníamos previsto realizarla utilizando un sistema de tornillos intramedulares bloqueados entre sí, pero fue imposible por la mala calidad ósea, por lo que hubo que recurrir a la fijación mediante agujas de Kirschner. Previamente hubo que realizar una ostetomía de la falange proximal para conseguir una reducción anatómica de la articulación.

En el tercer dedo realizamos una corrección de la hiperextensión de la articulación interfalángica proximal utilizando la técnica de Beckenbaugh, que consiste en utilizar una de las bandeletas del flexor superficial para realizar una sutura sobre si misma utilizando la polea A2 como fulcro. Se obtuvo una buena corrección como se puede ver en la fotografía.

La mano reumática siempre es un reto para un cirujano de mano. Plantea casos con importante dificultad técnica y unos resultados que no siempre son perfectos. Por ello el tratamiento siempre debe ir encaminado a la mejoría de la funcionalidad. Es buena idea ser prudente y no ser excesivamente agresivo cuando el paciente no presente dolor y tenga una buena función, a pesar del aspecto estético. Los tratamiento conservadores mediante ortesis y terapia física siempre representan un primer abordaje para este tipo de patologías.